jueves, 9 de octubre de 2008
1RA REUNION DE LOS ARTISTAS TRABAJANDO
Fue a principios del año 2007 cuando, tras la inventiva de Carlos Quintero y Pablo Suárez, se invitó cada uno a Mario Hernández y Dalia Ybarra para la formación del colectivo artístico Los Artistas Trabajando, cuya primera intención era la del arte accionista como medio de desempeño, y teniendo esto como plataforma, se creó por los cuatro La Primera Reunión de los Artistas Trabajando
Llevada a cabo en el espacio alternativo "El Sótano" en la punta del cerro de Balcones, esa noche se presentaron dos piezas:
Matute. Realizada por Quintero y Hernández, performance en cooperación con Alejandro "Pancho" Quintero, donde una aparente esquizofrenia ataca al estúpido personaje de Don Gato y su Pandilla, mientras está pescando en el sótano de su casa.
Autopsia. Realizada por Suárez e Ybarra, performance de 2 horas donde se abre el craneo de un puerco muerto. Con una ambientación sonora realizada por Quintero y complementada por un disco acetato tocado en un fonógrafo a distintas velocidades.
La reunión resulta exitosa y da pie a la continuación de Artistas Trabajando
LA AUTOPSIA
Presentada en la 1ra Reunión de Artistas Trabajando, un performance con dramáticas construcciones es realizado por Pablo Suárez y Dalia Ybarra.
La acción empieza con un sonoro de Suricato Quintero, mostrando un sótano ambientizado como lugar de constantes experimentaciones: Una mesa con equipo de operaciones, un fonógrafo y un viejo refrigerador. Momentos después, Ybarra entra disfrazada de enfermera, y se dirige al refrigerador, lo abre y en medio de una tétrica iluminación de velas, se encuentra en una charola de plata la cabeza de un puerco muerto, Ybarra la toma y la pone sobre la mesa, para después abrir un candado puesto sobre la pared de madera forrada de blanco y liberar al doctor que operará.
El doctor, interpretado por Suárez, va a la mesa a sentarse y empieza a dar indicaciones a la enfermera por medio de papelitos que arranca de una libreta. La primera de estas instrucciones es que prenda el fonógrafo, contrastando enfermizamente con el sonoro del inicio.
Y ya estando todo listo, Suárez empieza la operación. Cada corte que hace le da un nuevo recado a Ybarra con un anuncio de lo que acaba de hacer, y ella lo repite para el público con un megafono.
Mientras el doctor arranca delicadamente capa tras capa de la cabeza sobre la mesa se repite la acción del recado, la interacción por megafono con el público y el reinicio de la pieza del fonógrafo; todo en paralelo a una persona que regala chicharrón a la audiencia de la autopsia.
Cuando las cosas se complican por la dureza del craneo del marrano, Ybarra también coopera con el corte, haciendo de esta parte una escena de tal fuerza que la sangre de los propios intérpretes brota con la rudeza de la cegueta.
Alrededor de dos horas después la operación termina, sacan el cerebro del puerco, y lo ponen en la charola, lo observan y luego empiezan a limpiar todo, depositándolo en bolsas para desechos tóxicos, casi sin dejar rastro de lo que había pasado ahí.
Ybarra reabre la pared y Suárez es puesto de vuelta en su lugar.
La construcción conceptual de esta pieza viene del cuestionamiento de la injusticia de la policia hacia el pueblo, la paralelización de estos servidores públicos con el animal usado. El personaje del doctor tan solo es un medio para tratar de evidenciar esta sátira del policía. La autopsia es el resultado del tratar de entender muy bestialmente ¿qué hay en la cabeza de seres tan grotescos?, claro, haciendo más énfasis en sus pensamientos y lógicas que en su fisiología, es otro factor burla de la pieza.
El efecto del chicharrón para la pieza es tan solo para enriquecer la parte de lo grotesco que ya de por sí es, no solo uniéndo a la gente con el acto, sino haciéndolos partícipes de los cortes y el acto "terrible" que ahí ocurría.
La acción empieza con un sonoro de Suricato Quintero, mostrando un sótano ambientizado como lugar de constantes experimentaciones: Una mesa con equipo de operaciones, un fonógrafo y un viejo refrigerador. Momentos después, Ybarra entra disfrazada de enfermera, y se dirige al refrigerador, lo abre y en medio de una tétrica iluminación de velas, se encuentra en una charola de plata la cabeza de un puerco muerto, Ybarra la toma y la pone sobre la mesa, para después abrir un candado puesto sobre la pared de madera forrada de blanco y liberar al doctor que operará.
El doctor, interpretado por Suárez, va a la mesa a sentarse y empieza a dar indicaciones a la enfermera por medio de papelitos que arranca de una libreta. La primera de estas instrucciones es que prenda el fonógrafo, contrastando enfermizamente con el sonoro del inicio.
Y ya estando todo listo, Suárez empieza la operación. Cada corte que hace le da un nuevo recado a Ybarra con un anuncio de lo que acaba de hacer, y ella lo repite para el público con un megafono.
Mientras el doctor arranca delicadamente capa tras capa de la cabeza sobre la mesa se repite la acción del recado, la interacción por megafono con el público y el reinicio de la pieza del fonógrafo; todo en paralelo a una persona que regala chicharrón a la audiencia de la autopsia.
Cuando las cosas se complican por la dureza del craneo del marrano, Ybarra también coopera con el corte, haciendo de esta parte una escena de tal fuerza que la sangre de los propios intérpretes brota con la rudeza de la cegueta.
Alrededor de dos horas después la operación termina, sacan el cerebro del puerco, y lo ponen en la charola, lo observan y luego empiezan a limpiar todo, depositándolo en bolsas para desechos tóxicos, casi sin dejar rastro de lo que había pasado ahí.
Ybarra reabre la pared y Suárez es puesto de vuelta en su lugar.
La construcción conceptual de esta pieza viene del cuestionamiento de la injusticia de la policia hacia el pueblo, la paralelización de estos servidores públicos con el animal usado. El personaje del doctor tan solo es un medio para tratar de evidenciar esta sátira del policía. La autopsia es el resultado del tratar de entender muy bestialmente ¿qué hay en la cabeza de seres tan grotescos?, claro, haciendo más énfasis en sus pensamientos y lógicas que en su fisiología, es otro factor burla de la pieza.
El efecto del chicharrón para la pieza es tan solo para enriquecer la parte de lo grotesco que ya de por sí es, no solo uniéndo a la gente con el acto, sino haciéndolos partícipes de los cortes y el acto "terrible" que ahí ocurría.
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